Detalles subversivos en las obras de arte que te harán darte cuenta de lo enferma que está la sociedad

Artículo de Rodrigo Ayala para Cultura Colectiva

 

En cuanto los ojos se abren, el alma se da cuenta de lo podrida y enferma que está la sociedad. El cerebro no, porque (el desdichado) ya está alienado y vive aceptando las situaciones tal como son, sin cuestionarse absolutamente nada. Cree que los asaltos, las violaciones, la corrupción, las guerras, el crimen organizado, la contaminación, la extinción de especies animales, el hambre, la escasez de agua y la miseria general de la especie humana son parte de la realidad que debemos aceptar. En el mejor de los casos se estremece ante lo que ve en las noticias o lee en los periódicos, pero casi siempre prefiere hacer caso omiso de la realidad y refugiarse en otros asuntos para “vivir feliz”.

En cambio, el alma es más inteligente e intuitiva; percibe lo que de verdad ocurre en nuestro mundo. Sabe que algo anormal pasa segundo a segundo en cada acto de la humanidad. Se da cuenta de las palabras vacías que emite, las promesas que rompe, los crímenes que comete en nombre del dinero, la ceguera que hace presa de ella, las mentiras que es capaz de escupir para engañar a los más necesitados, la violencia que empapa sus actos. De todo ello el alma se percata y actúa en su contra. ¿Cómo? Apuntando con el dedo hacia la locura que atenaza nuestra sociedad.

Por medio de un arte subversivo, Blase nos muestra los pequeños males del mundo actual. Entiéndase por males cada acto que provoca que la sociedad se hunda un poco más en su propia mierda, en su fango apestoso de violencia y crueldad. Blase tiene un modo muy particular (y admirable) de actuar: adquiere cuadros que la gente vende en mercados de segunda mano, los restaura y les da su toque subversivo para hacer una crítica feroz a la sociedad. Sus cuadros cobran una segunda vida en los que se satirizan diversos aspectos de la cultura popular: coloca armas en las manos de sus modelos, lentes sobre sus rostros, iPods en sus oídos o gorras en sus cabezas. Las que antes se habían concebido como inocentes pinturas que retrataban aburridas escenas, bajo el pincel de Blase ,renacen para mostrarnos un momento de decadencia.

Prometido: no te resistirás al encanto de su obra… porque el alma de Blase se percata de que la oscuridad que envuelve al mundo cada vez es más densa.

El mundo actual se compone de un desfile de asesinos, pedófilos, pervertidos, terroristas, vampiros con disfraces de políticos, obsesivos consumistas y demás fauna maldita que gobierna al mundo. El escritor portugués José Saramago decía: “No es que sea pesimista, es que el mundo es pésimo”.

Hechos de la realidad: la locura consume al mundo. Éste mundo es consumido por pequeños actos detestables. Todo lo que es detestable se encuentra bajo el artístico escrutinio de Blase y su exquisito sentido del humor, tan negro como el horizonte que se alza a lo lejos del mundo.

Nacimos en un estanque de tragedia que nunca se seca, al contrario: parece que a diario incrementa su tamaño y con él, nuestras penas. El alma lo sabe y lucha por no ahogarse, es una guerrera indomable que no se deja arrastrar por las mareas más furiosas de la realidad; el odio, el caos, el crimen, los abusos de poder y las guerras.

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BLASE: DETALLES SUBVERSIVOS QUE LE DAN UN SEGUNDO AIRE A VIEJOS ÓLEOS DESTRUIDOS